De utopías...

Monturiol lo había dejado todo para desarrollar su máquina. En 1854, su sueño se había cumplido. Los seguidores del socialista francés Étienne Cabet le invitaban a unirse a sus comunas igualitarias en Illinois (EEUU). Allí nacería la sociedad perfecta, Icaria, donde sus habitantes, casi todos franceses, vivirían sin dinero y sin propiedades privadas. Sin revolución violenta, los comunistas cabetianos querían conquistar el mundo armados únicamente con su ejemplo. Sin embargo, Monturiol, líder del movimiento cabetiano en España, rechazó cruzar el océano para sumarse a la utopía. Se quedó, cuando arrancaba el Bienio Progresista, para emprender uno de los mayores proyectos de la tecnología española de la época. (Extraído de aquí)

Un día como hoy falleció Narcís Monturiol. Llevo unas semanas imbuida en su vida. En la actualidad se le recuerda como el inventor de un famoso submarino que no llegó finalmente a buen puerto. En el siglo XIX sus ideas sucumbieron a la realidad. Fue republicano, prefeminista (!) y sobre todo, utópico. Soñaba con una sociedad perfecta y creía en que los avances de la ciencia comportarían el avance moral de la humanidad.

Llegada la ocasión, renunció a la propuesta de irse a vivir a Illinois en pleno siglo XIX para hacer realidad ese sueño. Él prefirió quedarse en España, divulgar sus ideas creando una revista y traducir el Voyage en Icarie de Etienne Cabet. La cosa no fructificó mucho. Su vida de lucha fue quizá un cúmulo de sueños y ahora... de vago recuerdo.

Monturiol descansa hoy en Poblenou, estuve frente a su tumba hace unos meses. En aquel momento no sabía mucho de ese hombre. Sólo tal vez conocía que había ayudado a dar nombre a mi querida Avenida Icaria. Se ve que en ese barrio se hizo un intento también de comunidad igualitaria.

A Monturiol se le recuerda de vez en cuando. En ese momento sus ideas y su historia reaparecen. No todo fue en vano. Me pregunto qué pensaría Monturiol de cómo andan las cosas ahora. ¿Hay que seguir creyendo en utopías?

No sé si 'hay que'. Lo que sí sé es que creo que es algo necesariamente inevitable...

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Todos los empleados se quedaron en la calle. Los Ictíneos fueron subastados y acabaron descuartizados en 1868. Y el gran sueño tecnológico de Monturiol acabó en un fracaso, igual que las comunas comunistas de EEUU. El inventor, deprimido, se dedicó a algo con más futuro: una máquina de liar cigarrillos. (Fuente)