El dramaturgo y director, como buen maestro de ceremonias, haciendo honor a la máxima circense del "más difícil todavía" le ha dado una vuelta más de tuerca, -otra más-, al talento interpretativo de su magnífico equipo de actores, formado por Carmen Mayordomo, Iván Ugalde y Fran Arráez, a los que vuelve a hacer caminar, sin red, por la cuerda floja, ese territorio que conocen ya tan bien, y en el que lejos de achantarse se crecen hasta alcanzar la altura de gigantes. El propio Carlos Be salta a la pista, por primera vez, interpretando al omnisciente Dejota. (De aquí)
“You'll
find, my friend, that what you love will take you places you never dreamed
you'd go.”
(Tony Kushner, Ángeles en América)
Andamos de enhorabuena estos días. Por si alguien aún anda
despistado, que sepa que las obras de Carlos Be con la Zombie Company están por
Barcelona. Han venido de sopetón, casi como una sobredosis teatral, listos para ponernos
al día. Tenéis más información en la web del autor, pero huelga decir que esta
es una oportunidad literalmente única para poder ver estas obras que ya han
tenido su recorrido por Madrid y otros lugares. En las próximas semanas podéis
recuperar Peceras y disfrutar de Elepé. Dicho queda para empezar...
Y es que tenía muchas ganas de
ver Elepé (¡una comedia!)
así que venciendo mis ojeras y cansancio, me fui para la sala Atic22 (Tarantana)
esperando no caer redonda de sueño. Pero no, eso fue imposible tras el primer
minuto de la obra. El público ya reía a carcajadas, relajado y feliz mientras entraban
en escena Carmen Mayordomo y Fran Arráez montando el show que nos tenían
preparado. El autor estaba justo ahí también, delante, bien visible, algo que añade gracia a la obra también y nada
habitual. Así que ahí los dos personajes empezaron a darse rápidas réplicas,
con músicas de fondo ochenteras perfectamente reconocibles, poniendo en marcha los resortes de esta obra
que ya desde el principio tuvo un tono muy marcado de comedia.
Pensaba yo entonces, a los pocos minutos, en el que
faltaba (Iván Ugalde): en cómo iba a meterse entre estos dos personajes que ya
se tenían ganado al público. Porque desde Peceras nadie duda de que Carmen
Mayordomo es una actriz especial, con una fuerza impresionante y que posee algo
muy difícil: la capacidad de transmitir enormemente tanto en una escena
dramática como en una cómica. Y de Fran Arráez poco hay que decir. Basta con esbozar
que es uno de los pocos actores que he visto que a tan solo unos segundos después de entrar
en escena (repito: segundos) ya tiene al público entregado. Ante esto, no hay
misterio que no sea otro que el del puro teatro. Así que cuando entró el
tercero en discordia no sabía muy bien cómo iba a hacerse un hueco entre ellos dos. Pero
lo hizo y además, de inmediato. Con una composición hilarante del personaje lo
logró con creces, más allá de otros giros inesperados que le había reservado el
autor. Me ha sorprendido mucho este actor en esta obra porque guardaba en mi
mente el personaje de Peceras, un registro totalmente opuesto. Tiene una inesperada
vis cómica que no esperaba en absoluto.
Así pues, mientras disfrutaba de este magnífico elenco no
podía olvidar la base, es decir, el texto: de cómo el autor usaba todos los recursos
posibles para añadirle comicidad pero también cómo se iba trabando la historia escena a escena.
Mi momento favorito, no obstante, fue cuando se rompe todo (sello Be): cómo en cierto
momento averiguamos cómo terminará todo. Esa pausa que lo congela todo
fue mi momento favorito de la obra. A partir de entonces, nosotros como
espectadores lo vemos todo de otro modo, aunque las risas continúen, los
personajes sigan su historia y la obra prosiga hasta ese desenlace que
aguardamos atentos (y expectantes, porque sabemos que con Be nunca se sabe cómo
terminará el cuento). Pero la historia termina y esta vez gana la sonrisa (a
diferencia de otras ocasiones) y también se agradece, por qué no admitirlo. Se
agradece que como se nos dice en un momento al principio, pensemos en el
presente, en quedarnos quietos ahí, en esos instantes (que ahora ya son pasado),
y en lo bien que lo pasamos y en cómo lo disfrutamos. Y al final de todo,
quedarnos únicamente con eso que, al fin y al cabo, es lo que importa. :)
Comentarios