(Imagen extraída del blog de Little Miss Mocha)
Sé que se llama M. porque hace tiempo escuché cómo unos
agentes de seguridad la llamaban por su nombre. En ese momento la recuerdo sentada
y con sus partes íntimas a la vista de
todo aquel que mirara y no pasara de largo. Hace poco que la veo cada día, muy
temprano. Aún está dormida y entre sueños agarra bien fuerte sus cuartillas. Eso
es lo que descubierto de ella: que escribe. La he visto hacerlo cuando ya ha
salido de todo el sol y la gente camina igualmente ciega por las calles. M. escribe
muy deprisa y habla a la vez, como se dictara a sí misma. Su trazo es claro,
grande y de un color tan azul que es imposible apartar la mirada de sus papeles
¿Qué escribirá? ¿A quién le hablará?
No lo sé, pero intento imaginarlo.
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