A veces creo que me gustaría tener la habilidad de rebobinar los días, las horas, o los segundos. Justo en ese momento en que algo (in)esperado sucede a lo largo del día, me encantaría dar marcha atrás y detenerme justo en ese instante en que todavía tiene todo que suceder y todo es posible. Rebobinar hasta primera hora de la mañana, por ejemplo, como ayer, cuando tomé esta foto y caminaba distraída por esta calle, tan tranquila como cada día, ajena a lo que pasaría después, paseando junto a piruletas, caramelos y otros dulces. Todos ellos andan condenados en breve a desaparecer, como todo, como lo bueno y como lo malo. Así pues, cuando eso ocurra, me habrá gustado haberlos recordado por aquí y no me dará rabia seguir sin saber/poder rebobinar.
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Así que disfruta del presente, y recuerda con agrado el pasado.