De La función por hacer...

Medular, directa, esencial, intensa, apasionante.
(ABC)

¿Qué está pasando en el teatro madrileño? La función por hacer es lo que está pasando. ¡Acontecimiento! Me llamó Alex Rigola: "Tienes que ver lo del Lara. Urgente". Fui al Lara. Salí entusiasmado. Desde entonces se la recomiendo a todo el mundo. No soy el único. La función arrancó en sesiones de medianoche, puro off, los fines de semana, en el vestíbulo. Su excelencia empezó a correr de boca en boca, de tal modo que la dirección del teatro (¡bravo!) la pasó a horario normal, a las diez. (El Pais)

Ayer fui a ver La función por hacer en la Villarroel, una obra de la que no sabía apenas nada pero que, precedida de un enorme éxito en Madrid, me animé a ir a ver. Hice lo posible por leer poco de qué iba pero lo poco que leí estaba rodeado de elogiosas críticas y opiniones (¡Deslumbrante! ¡Pocas experiencias tan emocionantes he vivido en el teatro! ¡Estado de gracia, obra maestra!). No quería emocionarme demasiado de antemano creándome ilusas expectativas, así que me fui, con la mente abierta y dispuesta a sorprenderme. Admito que ubicada en un lugar poco agradecido de la sala, no pude disfrutar de su cómico comienzo (¡por favor que el cuadro lo vea toda la sala!!!), pero los ágiles diálogos que ya daban pie a lo que se avecinaba, me hicieron abstraerme de ese nimio detalle. Las risas empezaron y poco después, fueron viniendo las sorpresas. Para empezar, un reparto alucinante, no sabiendo el público hacia quién mirar. Poco después, emergieron los giros de un texto inteligente: trabajado, lleno de ritmo, sabiéndose dosificar lo trágico y lo cómico, la risa frívola con las reflexiones profundas, aunando pensamientos sobre teatro, vida, realidad e irrealidad. Un texto rico y a la vez, fascinante, inspirado libremente en Seis personajes en busca de autor, de L. Pirandello. En frente, apenas un par de piezas de attrezzo, y unos personajes y unos actores moviéndose con soltura entre las tablas y el público, prueba del innegable saber hacer teatral de quien anda detrás de la obra (Miguel del Arco). Aunque sea lo de menos, para probarlo, el espectáculo está nominado al Premio Max al Montaje Revelación. No me extraña...y es que no quería dejar que la semana me engullera con mil cosas sin recomendar hoy mismo esta obra: creo que está poquitos días en Barcelona. ¡Ni se os ocurra perdérosla! Y mil gracias personales a quién recomendó esta maravilla (!)