De los peligros de la Renfe...

I think that people are the greatest fun.
(Extraído de la letra de Alone Again Or, de Love, versionado por Calexico)

Tengo que dejar de ir en tren... ¡Me afecta! ¡Renfe es peligroso! Y no lo digo por su incompetencia –que también- sino ¡por la gente que lo usa!! Lo volví a comprobar el otro día sin ir más lejos... Y es que no, esta vez no hubo ninguna biografía no solicitada por en medio, ni ningún interrogatorio a bocajarro, ni tampoco viví de nuevo la enésima indagación sobre de qué país procedo... no y no, esta vez fue todo mucho más raro si cabe y además, ¡a plena luz de un gris día!

No quiero dar detalles pero es curioso cómo, sin querer, y ya van varias veces, soy testigo de ciertas charlas en las que no se cuece nada bueno... En algún momento, los protagonistas –¡y sin conocerme de nada!- me han pedido opinión incluso pero en otras, como la inspiradora de este post, charlan despreocupadamente de cosas bastante graves y yo me debato entre abrir la boca o quedarme calladita...

Y es que ya decía yo que llevaba varios días de buena racha (bueno, desde cierto cumple, ejem :-), cosa que ni pensé, hasta que al poco de sentarme en un sitio de esos de cuatro en un vagón semivacío, se acomodaron tres jovencillos. Ley de Murphy, lo sé... Como no hay asientos...en fin, al poco también otro más mayor se sentó en paralelo, pero algo más lejos... Para mí que se olió que era un buen lugar para asistir a la conversación que iba a tener lugar... El resto del vagón, repito, vacío... Pues bueno, pues muy bien, pues hala, pues todos allí juntitos...

Los muchachos empezaron a farfullar e iniciar una conversación, con musiquilla de fondo. Eran bastante jóvenes. En fin que como claro eso de bajar el volumen como que no se estila hoy, empezaron a hablar en voz algo más alta y tras un rebufo sonoro por mi parte, terminé por abrir los ojos justo en el momento en el que hacían ciertos planes para el día siguiente...

Creo que mi cara habló en ese momento y noté la mirada fija del tipo en paralelo, que fue también todo un poema. Entonces oí (oímos) ciertas barbaridades que desde luego iban en serio... ¿Qué hacer en ese momento? ¿Callarse? ¿Poner cara de circunstancias? ¿Fulminar con la mirada? ¿Hablar? ¿Enchufarme el ipod que ese día no andaba conmigo? ¿Cambiarme de sitio?

Es curioso... no es la primera vez que me pasa. Es decir, que soy testigo de ciertas charlas que hubiera preferido no escuchar... Y no son bromas ni formas de llamar la atención... Hablaron de lo que tenían que hablar de forma bastante sucinta y cambiaron de tema como si tal cosa...

Y es que... ¿qué hacer en estos casos? En concreto ... ¿qué hacer cuándo sabes casi a ciencia cierta que un par de frases les harían cambiar completamente de opinión o al menos pensárselo dos veces...?

Nada... ¡que tengo que sacarme el carné! Cada día lo veo más claro... :-)

Calexico

Nota:De fondo, me he topado con este dilema más veces de las que hubiera querido en este año que termina y en otros variados contextos. Se resume en la siguiente pregunta: ¿Hay que ayudar a quién no pide ayuda? Y esto me ha hecho acordarme de las reflexiones de Tomàs estos días en su blog...Mi conclusión (aún en proceso :-)) es que las buenas intenciones caen en saco roto si el otro no quiere ser ayudado... Una pena en muchas situaciones (desde cómo ayudar a una mujer maltratada hasta un indigente que no quiere ser ayudado...). Y así pasa que te pasa la vida como dice la canción...Y así que una sigue con sus dilemas...
Seguiremos informando...si acabo por sacar algo en claro, claro (!) :-)
Post desahogo totals, sips. Lo admito... :-)