Del mundo secreto de las palabras...

He enmudecido durante unos (escasos) días :) Ya está, perdí momentánea y voluntariamente la voz pero ya la he recuperado. Vuelvo a la carga. ¿Y qué ha pasaaaaaaaado????? ¿Ha tenido ésta una sobredosis de Youtube?¿Ha sido abducida este fin de semana por los desconcertantes Papá Noeles de ‘El Corte Inglés’? ¿Ha enloquecido como Don Quijote debido a tanta lectura? ¿Ha perecido finalmente de inanición por su constante nevera vacía y falta de dotes culinarias?
No, hijos, no. Calma, calma...todas estas hipótesis, aunque perfectamente plausibles, no son la causa de este temporal silencio blogueril de posts... Tan sólo he tenido que dedicarme a hacer algo que debía haber hecho hace tiempo y hasta entonces, no podía continuar por aquí. Misión más o menos cumplida...que ya es mucho :) Perdones por el susto y mi temporal expediente X (que me he reído un rato!), pero pensé que con mi ‘nos leemos pronto’ del viernes daba una pista de que iba a estar sana y salva :)

Y bueno, en estos días en que a mí se me encallaban las palabras, he tenido la suerte de refugiarme en las de otros :) (alusión, alusión!). Y también en formato papel, las he encontrado en las páginas del último libro de J.J. Millás (El mundo). Allí estaban, ordenaditas y diáfanas, en una especie de exorcismo literario, iluminador y catártico que nos ha regalado Millás en forma de íntimo y conmovedor libro. En sus primeras páginas, Millás ya dice: ‘Creo que me parezco un poco a mi padre en el acto de probar el bisturí eléctrico, pues la escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas’. Pues eso, lo que os decía...literalmente, mudita.

Y en esto de las palabras, pensaba... (dios, en otra vida me pido ser Pamela Anderson que seguro que no piensa tanto y le va mucho mejor en la vida :)) que algunos de los que me leéis solo me conocéis por mis palabras y al revés, igualmente yo os conozco sólo por las vuestras... Y aunque aquí habría tema para rato, recurro de nuevo a Millás y pienso en lo que reelabora en su ‘novela’: de cómo lo real nutre a la escritura y de cómo ésta, indefectiblemente, acaba por ser siempre una ficción y, de este modo, algo irreal... Por eso, supongo que me ha apasionado el libro, porque ahonda y rebusca en esto... Qué envidia me ha dado Millás, ya que aunque tarde, él ha sido capaz de hallar y poner sobre papel palabras que en ese momento suplicaban ser escritas y transformarlas en literatura. Y así página a página escarbamos también en la génesis de cómo Millás se convirtió en Millás, de cómo fue tirando de la vida para escribir sobre ella y de cómo así fue creando su mundo de palabras y ficciones...(incluida la de su último libro).

Quizá la escritura y las palabras sean sólo eso, una mera ficción pese a autoconvencernos de que son reales e inequívocas. Nos hemos creído así que sirven para comunicarnos, acercarnos y creernos que nos permiten conocer al Otro... Cuando en el fondo me parece que es un verdadero milagro que consigamos comunicarnos y conocernos en este juego de ficciones formado por estos signos arbitrarios...

En fin, me temo que día a día, irremediablemente, debemos acometer esta tarea: la de ir descubriendo esta vida secreta de las palabras... A algunos hasta nos pagan por ello :)

PD: Ahora que lo pienso, ana, el vídeo que puse ayer se titula en youtube: el 'fantasma tocapelotas', que creo que es una fantástica metáfora (entiéndase en sentido amplio y en abstracto!) de por qué dejé este blog brevemente calladito. No era mi intención pero ves, gracias a ti...he caído en la cuenta :) Lo dicho, en dos palabras: Pamela Anderson :)