De "El mundo y otros lugares"...



Artemisa sabía de los creadores de la historia y de las creadoras de hogares, la gran escisión que hacía posible la vida. No la rechazaba, simplemente deseaba disfrutar de las libertades que pertenecían a la otra mitad. ¿Y si viajaba por el mundo y sus siete mares como un héroe? ¿Descubriría algo distinto o tan solo las viejas cosas bajo ropajes diferentes?

Descubrió que el mundo entero podía quedar contenido en un único punto porque ese punto era ella misma. Nada la había preparado para tanto.
Los alquimistas tienen un dicho: Tertium non datur, "lo tercero no se da". Es decir, la transformación de un elemento en otro, de desecho a oro puro, es un misterio y no una fórmula. Nadie puede predecir lo que se formará a partir de las tensiones entre opuestos y provocará un cambio sanador entre ellos. Lo mismo ocurre con la mente que abandona su prisión y avanza hacia una vasta y abierta llanura sin el menor rastro de movimiento. Algo nuevo  ha intervenido en el proceso. Solo podemos conjeturarlo.

("El mundo y otros lugares", "Orión" de J. Winterson. Trad: Alejandro Palomas, ed. Lumen)

 

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