Puede que los cuentos sean tan crueles porque los escriben los adultos. O puede que nos lo parezcan a nosotros y que los niños disfruten con ellos, que sean su válvula de escape. Puede que si no existieran leñadores que abran en canal el estómago del lobo, sacan a Caperucita y a su abuela, rellenan el hueco con piedras y vuelven a coserlo, la infancia sería tan empalagosa e insoportablemente aburrida que todos los niños del mundo acabarían sucidiándose antes de su primera comunión.
Soy escritor. Mi mente no es mejor ni peor que la de los demás, pero está entrenada para ir almacenando cosas a las que pocos darían importancia. Vivo de recopilar toneladas de material de desecho por si algún día necesito recurrir a ellas: un gesto, un aroma, una sensación que tuve hace años. Puedo recordar al pie de la letra frases que oí viajando en el metro, que leí en un libro que alguien me prestó o escuché en una película mientras besaba a una chica.
(Fragmentos de "La niña que hacía hablar a las muñecas", de Pep Bras)
Todas las reseñas que he leído de esta novela son entusiastas. Ahora entiendo por qué. Personalmente, me ha encantado. Pep Bras pone en el asador todo su buen hacer como guionista y crea una novela que lo tiene todo para hacerse un hueco en un buen número de lectores. Tras las primeras páginas, se hace evidente que sabe muy bien cómo enganchar al lector, dar los giros oportunos allí donde son más necesarios, crear personajes emblemáticos y aderezarlo todo con intriga, amor, misterio e incluso mitos y juegos metaliterarios. La verdad es que no sé cómo no está esta novela entre los más vendidos de ficción. Es una lectura perfecta para este verano en el que ya nos sumergimos. (Muy) recomendada queda...
Comentarios
Excelente blog. Hazme un hueco por aquí, que soy primerizo.
Me alegra ver que la novela se va leyendo y se está disfrutando...Espero que por búsquedas venga gente por aquí y se anime a leerla. Te sigo...Saludos,