«Roja». «Facha». «Vendida». «Entregada al poder». «Puta». «Hija de la
grandísima puta». «Cállate zorra». «No tienes ni puta idea de hacer
entrevistas, en una esquina serías mucho más eficiente». «Cerda».
«Deberían degollarte las tropas moras de Franco». «Solicito
permiso para meterte en un campo de concentración en el ala de
violadores inmigrantes». Hace tres o cuatro años que comencé a usar
Twitter. No recuerdo la fecha exacta, pero sí que dos amigos de TVE me
abrieron la cuenta y me animaron a usarla. No tardé mucho en engancharme
e incorporar esta herramienta a mi trabajo. La verdad es que desde el
principio entendí cuál era la regla fundamental: que no había reglas. (Ana Pastor) (Podéis seguir leyendo el artículo aquí)
Porque todo está llegando a límites esperpénticos y no tiene visos de acabar.
Porque todo está llegando a límites esperpénticos y no tiene visos de acabar.
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