El amor, el tedio en el trabajo, el sexo y la muerte son algunos de los
temas que el autor trata con un estilo que ha sido destacado por la
crítica como innovador, intenso y profundamente emotivo. Los relatos
reunidos en este volumen juegan con la hibridación de géneros y se
acercan muchas veces a lo cómico, a la ciencia ficción distópica o a lo
grotesco. Descubrir a Saunders implica descubrir una nueva forma de
entender la literatura, una nueva forma de trabajar con el lenguaje y,
sobre todo, implica para el lector la posibilidad de alcanzar estados de
exaltación únicos e irrepetibles.
(Extraído de aquí)
En la penúltima secuencia de Waking Life, la obra maestra de
Richard Linklater, el cineasta le cuenta al protagonista, que empieza a
sospechar que está muriendo más que soñando, una pesadilla que le hizo
pensar que nuestra existencia es el camino más recto entre el no y el
sí. Nos pasamos la vida negando, resistiéndonos, para finalmente
afirmar. La afirmación es, claro, el abrazo de la muerte. Y los cuentos
de George Saunders, que a veces parecen crueles y retorcidos para de
pronto iluminarse con un relámpago de humanidad, irrumpen como dibujos
animados flotantes, levitantes, en ese largo momento de transición en el
que no sabemos si sigue valiendo la pena decir no. (Cuentos que nos matan)
Parece que el relato está de moda (¡por fin!). Saunders y la
reciente Alice Munro suenan y resuenan en todas las listas de los mejores libros
de este año que se están publicando estos días. El cuento o relato es mi género
literario favorito. Desde hace años colecciono casi antologías o libros de
relatos. Me encantan: esa condensación de ideas en pocas páginas que finalmente
se rematan con una sorpresa, un giro inesperado o una resolución inesperada.
Dicho esto, debo confesar que ni Saunders ni Munro me apasionan. Qué le vamos a
hacer. Cuando me enteré de que le habían dado el premio Nobel a Munro, la
noticia me decepcionó profundamente, ya que hará que seguramente Margaret
Atwood, autora canadiense a mi parecer más compleja y completa, ha perdido su eterna
oportunidad de recibirlo...
Saunders, por otra parte, siempre había sido un escritor de
culto. Su “Pastoralia” que aún no he leído pero que acumula polvo en mis
estantes desde que se publicó ya le valió el reconocimiento de la crítica y de
los más acérrimos seguidores de la literatura americana hecha por y para “outsiders”.
A Saunders siempre se le citaba junto a su malogrado amigo Foster Wallace.
“Diez de diciembre”, libro que ha recibido fabulosas
críticas tanto en Estados Unidos como aquí, era y es una buena oportunidad para
descubrirlo. He leído la versión catalana y estoy segura de que traducirlo ha
debido ser una ardua tarea. Su traductor, Yannick García, ha hecho una labor
encomiable. Me llega también que la versión al español es también fantástica. Saunders
tiene un estilo y lenguaje peculiares y quizá eso sea lo que a mí no me llega a
convencer. No soy fan de la literatura experimental norteamericana (Pynchon, Barthelme...)
y ese quizá sea el problema que he tenido para que este autor no cumpliera mis
expectativas, que por otro lado eran muy altas...
No es que no me haya gustado el libro: es original, hay buenas
historias, los relatos son fluidos, hay mucha crítica social y contra el capitalismo (eso nos encanta
aquí, sobre todo cuando es un estadounidense quien lo hace), pero su estilo en
ocasiones desordenado, fragmentado y confuso hace que me pierda más en la forma
que en el fondo. Por eso, creo, que no he acabado de conectar con este autor.
Pese a esto, lo recomendaría a lectores curiosos y que quieran descubrir a un
autor diferente e innovador... :)
Comentarios