(Imagen extraída de Editorial Base)
Primero vive y luego escribe, sin esperanza y sin desesperación, como decía Isak Dinesen. Escribe sin descanso, la inspiración es la excusa que ponen los que no tienen nada que decir. Literaturiza tus recuerdos, tus miserias y las de los que te rodean, ládrale a la vida, emociona. Mata al padre y desviste los cuentos hasta que no se les note la ficción. ("La jaula de Faraday")
(...) Desde niño me fascinan los pechos, como las luces de una feria a un heroinómano. Sirviéndose de una barrica cuya tapa es transparente, Mónica nos habla de la acidez y de la tonicidad. De la maceración y de las sensaciones. Del milagro de la fermentación y de cómo duerme el vino. Escuchándola, me doy cuenta de que cada año que pasa dota a la pareja de un grado de acidez similar al de los vinos. Envejecemos, cambiamos y nos volvemos ácidos. En realidad este caldo que Mónica agita con la varilla somos todos nosotros: un vino incomunicado y turbio que sólo busca que lo traten bien. ("Cuarenta días de niebla")
No conocía en absoluto a Óscar Sipán. Por eso, por este desconocimiento absoluto, ha sido una sorpresa muy grata topármelo por primera vez en esta recopilación de sus mejores (leo) relatos. Dando una vuelta por una librería barcelonesa, buscando otro libro, me detuve ante el suyo.
Me sonaba de algo el autor y cuando lo ubiqué tras un vago recuerdo en una red virtual, cogí el libro y leí las primeras líneas del primero de sus relatos ("El talento de las moscas"). Un par de frases bastaron para engancharme y darme cuenta de que me hallaba ante todo un descubrimiento. Al final terminé saliendo de la librería con su libro y no con el que en realidad buscaba. Me alegra haberlo hecho...
Y es que los relatos de Sipán atrapan desde la primera línea y contienen historias contadas por un experto diseccionador de imágenes potentes e historias intrigantes. Mientras pensaba en los relatos que más me habían gustado para comentarlos por aquí, me di cuenta de que era imposible elegir: Saint-Exúpery, Patricia Highsmith, Onetti, Verónica, Virginia Clemm...todos sus personajes se ganan, gracias al estilo del autor, su merecido puesto de gloria en esta recopilación de cuentos. Quizá sea por su particular fuerza a la hora de narrar, quizá sea por las sorpresas que nos aguardan en cada página, quizá y simplemente porque nos encontramos ante muy buena literatura.... Aparte de recomendarlo, por supuesto, deciros que pretendo continuar siguiéndole la pista a este nuevo (y fantástico) descubrimiento... Recomendado, pues, queda.
"Siempre intento poner en los cuentos algo subversivo, algo que se aleje de lo políticamente correcto, abandonar la senda de lo políticamente correcto". (Entrevista aquí)
Y la cita que abre el libro:
Y yo, que no pude curarme
a mí mismo, yo te sanaré.
(Leonard Cohen)
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