(Imagen: Ali Muhammad)
¿Quién no ha sentido alguna vez el deseo de dejar de ser quien es? ¿De liberarse de uno mismo? Siempre me ha maravillado ese cuento magistral de Nathaniel Hawthorne, Wakefield, que narra la estrambótica historia de un probo caballero del siglo XIX que un día sale de su casa como quien dice para comprar tabaco y ya no vuelve a regresar en muchos años. Pero lo más genial es que el hombre se alquila un piso frente a su antiguo hogar, desde el que contempla, año tras año, la desolación de sus familiares y el hueco de su propia ausencia. Una idea estremecedora. Siempre me imagino a Hawthorne deseando desaparecer y añorando esa nada.
(Rosa Montero, Tener y perder, el resto del artículo aquí, fantástico)
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