Sube la persiana, dijo Harry, de pronto con voz clara, despabilada, como si dormir y despertar no fueran para él cosas distintas, como si pudiera pasar velozmente del mundo de los sueños al de la vigilia sin ninguna interrupción en la pista sonora de la conciencia, con sólo un aleteo de sus delgados párpados. (La noche del cazador, Davis Grubb)
Caitlin Rose
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