Era un descrédito tremendo que, siendo una representante del sexo femenino, siguiera allí completamente muda. Había que decir... ¿qué era lo que se decía? ¡Ah, señor Ramsay! ¡Mi querido señor Ramsay! Eso sería lo que aquella amable anciana que tomaba apuntes, la señora Beckwith, hubiera dicho instantánea y acertadamente. Pero no. Allí seguían, aislados del resto del mundo. La inmensa compasión que sentía por sí mismo, su ansia de que se le compadeciera brotaba y se extendía en charcos a los pies de Lily, y todo lo que ella hacía, miserable pecadora que era, consistía en recogerse un poco la falda en torno a los tobillos, no fuera a mojarse. Allí siguió, en completo silencio, empuñando el pincel.
(Virginia Woolf, Al faro)
(Virginia Woolf, Al faro)
The Dead Brothers
Moriarty
Comentarios
Los vídeos geniales, sobre todo la versión sinvergüenza de depeche :)))