Café aguado
La sirena siempre me espera con el café recién hecho. Dice que la cama es demasiado dura y que se levanta todas las mañanas con unos dolores terribles en la cola. Con ella en casa la calefacción no hace ningún efecto: hay mucha humedad y tengo frío todo el día. Pero no me quejo. Avanzada la tarde la llevo a la playa en una silla de ruedas. La tapo con una manta de cintura para abajo. Cuando llegamos ato la silla a una farola con una cadena, cojo a la sirena en brazos y la llevo hasta la orilla. Me pongo en cuclillas a su lado y la aviso cuando no mira nadie. Entonces ella me da la manta y se zambulle. Con la aleta me salpica. Yo permanezco ahí y miro hacia atrás de vez en cuando, vigilando la silla. Al cabo de unas dos horas veo el destello de las escamas al fondo, entonces me levanto y la espero con una toalla en una mano y la manta en la otra. A veces se olvida de quitarse la camiseta y al salir del agua la tiene pegada a los pechos, asfixiando los pezones. Se desploma en mis brazos colorada y jadeando, la siento en la silla, se duerme en el camino. Tiene tanto miedo. De pequeña la confundieron con una merluza y le clavaron un arpón. La rescaté, sé que me quiere. Le voy a comprar una cama de agua.
La sirena siempre me espera con el café recién hecho. Dice que la cama es demasiado dura y que se levanta todas las mañanas con unos dolores terribles en la cola. Con ella en casa la calefacción no hace ningún efecto: hay mucha humedad y tengo frío todo el día. Pero no me quejo. Avanzada la tarde la llevo a la playa en una silla de ruedas. La tapo con una manta de cintura para abajo. Cuando llegamos ato la silla a una farola con una cadena, cojo a la sirena en brazos y la llevo hasta la orilla. Me pongo en cuclillas a su lado y la aviso cuando no mira nadie. Entonces ella me da la manta y se zambulle. Con la aleta me salpica. Yo permanezco ahí y miro hacia atrás de vez en cuando, vigilando la silla. Al cabo de unas dos horas veo el destello de las escamas al fondo, entonces me levanto y la espero con una toalla en una mano y la manta en la otra. A veces se olvida de quitarse la camiseta y al salir del agua la tiene pegada a los pechos, asfixiando los pezones. Se desploma en mis brazos colorada y jadeando, la siento en la silla, se duerme en el camino. Tiene tanto miedo. De pequeña la confundieron con una merluza y le clavaron un arpón. La rescaté, sé que me quiere. Le voy a comprar una cama de agua.
Editorial: Cuadernos del Vigía
Este es el relato más corto incluido en el libro de Cristina García (autora de Granada nacida en 1985!), una escritora jovencísima, casi la equivalente en prosa de Elena Medel. Hay poquísima información de ella en la Red... Una pena... No os la perdáis...
Porque es un libro insolente, fresco, luminoso. Revela una voz original (Quim Monzó en minifalda y taconazos) y está maravillosamente bien escrito. Insultante madurez. Tan ingenioso y brillante, tan sincero e ingenuo. Ingenuidad radical de quien se atreve. Ingenuidad del niño que suplicia una lagartija o del adolescente que seduce a la profesora de inglés. La merienda de las niñas da qué pensar sobre lo que será capaz de escribir Cristina García Morales.
Comentarios
BEsos,
Carlos
PD. Por cierto, ¿es de la familia? :-)))) (Podría ser de la mía, mi segundo apellido -civil, que en el nombre de pluma no hace falta- es García y mi madre llegó a Cataluña de Granada...)
...ojalá...pero me da que debe ser prima más bien de otra de mis admiradas... de Adelaida, me refiero...
Qué gran principio...(y qué gran película)
Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre sus grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella. Nadie te visita. Mamá se marchó a su tierra y tú no tenías amigos. Decían que eras tan raro... Pero a mí nunca me extrañó. Pensaba que entonces tú eras un mago y que los magos eran siempre grandes solitarios.
(El Sur, Adelaida García Morales)
http://www.escritoras.com/escritoras/escritora.php?i=148
Fragmento de El Sur (Víctor Erice)
http://www.youtube.com/watch?v=IRsJEqMTaew&feature=related
pd: Ya seguiste tu camino...déjate de fundaciones :))
Merci.
pues sí, desde luego, es increíble lo directa y contundente que se puede ser en poquitas páginas y cómo sabe esta muchacha jugar con el lenguaje... Creo que tanta creatividad en el Sur tiene secretamente algo que ver con el gazpacho! Si no...no lo entiendo ;) Saludicos.
para que veas que te hago caso... :-)))) Acabo de ver "El sur". Aún boquiabierto. Y releo el fragmento inicial del relato de Adelaida García Morales y siento unas ganas locas, tristes y locas de abordarlo, más que antes, porque ahora entiendo... Qué visión más bella la de Víctor Erice. Sólo le conocía "El espíritu de la colmena". Esos hombres solitarios en esas habitaciones tan enormes, tan vacías... Gracias por la recomendación. Sigo paladeándola. Y durará...
Un abrazo,
Carlos