¿Existe un principio, un nudo y un final? Como en este poema que recibo (Gràcies!) voto por una multiplicidad de principios, nudos y finales... :)
Aristóteles
Esto es el principio.
Cualquier cosa puede suceder.
Aquí es donde se encuentra
la creación de la luz, un pez que repta sobre la tierra,
la primera palabra del Paraíso perdido en una página en blanco.
Piensa en un huevo, la letra A,
una mujer planchando en un escenario vacío
mientras se abre el pesado telón.
Esto es el mismísimo principio.
El narrador en primera persona se presenta,
nos habla de su linaje.
La mezzosoprano espera entre bastidores.
Aquí los escaladores están estudiando un mapa
o se ponen sus largos calcetines de lana.
Esto es temprano, años antes del Arca, al amanecer.
El perfil de un animal está siendo untado
sobre el muro de una caverna,
y tú todavía no has aprendido a gatear.
Esto es la apertura, el gambito,
el peón que avanza una casilla.
Esta es tu primera noche con ella,
tu primera noche sin ella.
Esta es la primera parte
donde las ruedas comienzan a girar,
donde el ascensor comienza su ascenso,
antes de que las puertas se abran con una sacudida.
Esto es el medio.
Las cosas han tenido tiempo para complicarse,
para enfangarse, de hecho. Ya nada es simple.
Han surgido ciudades a lo largo de los ríos
bullendo con gente e intereses creados:
un millón de planes y un millón de miradas salvajes,
el desencanto se quita su mochila
y planta aquí su desarrapada tienda.
Esta es la parte espesa, donde cuaja la trama,
donde la acción vira de repente
o se desvía en una dirección de escándalo.
Aquí el narrador dedica un largo párrafo
a por qué Miriam no quiere el hijo de Eduardo.
Alguien esconde una carta bajo una almohada.
Aquí el aria sube a los agudos,
una canción de traición sazonada con venganza.
Y la cordada está atascada en un risco
a mitad de camino de la cima.
Esto es el puente, la dolorosa modulación.
Aquí estamos metidos en harina.
Tantas cosas apelotonadas en el medio:
guitarras españolas, pilas de aguacates maduros,
uniformes rusos, fiestas bulliciosas,
besos a la orilla de un lago, discusiones al otro lado de la pared;
demasiado que nombrar, demasiado que pensar.
Y esto es el final,
el coche que se queda sin carretera,
el río que pierde su nombre en el océano,
el largo hocico del caballo fotografiado
tocando la línea blanca electrónica.
Esto es el colofón, el último elefante del desfile,
la silla de ruedas vacía
y las palomas que flotan en el poniente.
Aquí el escenario está lleno de cuerpos,
el narrador conduce a los personajes a sus celdas
y los escaladores descansan en sus tumbas.
Éste soy yo pulsando el punto final
y tú cerrando el libro.
Es Sylvia Plath en la cocina
y San Clemente con un áncora al cuello.
Esto es el último fragmento
que va desapareciendo hasta convertirse en nada.
Esto es el fin según Aristóteles,
aquello que hemos estado esperando siempre,
aquello a lo que todo se reduce,
el destino que no podemos evitar imaginar,
una franja de luz en el cielo,
un sombrero en la percha y hojas caídas fuera de la cabaña.
Traducción: Antonio Casado da Rocha
Aristóteles
Esto es el principio.
Cualquier cosa puede suceder.
Aquí es donde se encuentra
la creación de la luz, un pez que repta sobre la tierra,
la primera palabra del Paraíso perdido en una página en blanco.
Piensa en un huevo, la letra A,
una mujer planchando en un escenario vacío
mientras se abre el pesado telón.
Esto es el mismísimo principio.
El narrador en primera persona se presenta,
nos habla de su linaje.
La mezzosoprano espera entre bastidores.
Aquí los escaladores están estudiando un mapa
o se ponen sus largos calcetines de lana.
Esto es temprano, años antes del Arca, al amanecer.
El perfil de un animal está siendo untado
sobre el muro de una caverna,
y tú todavía no has aprendido a gatear.
Esto es la apertura, el gambito,
el peón que avanza una casilla.
Esta es tu primera noche con ella,
tu primera noche sin ella.
Esta es la primera parte
donde las ruedas comienzan a girar,
donde el ascensor comienza su ascenso,
antes de que las puertas se abran con una sacudida.
Esto es el medio.
Las cosas han tenido tiempo para complicarse,
para enfangarse, de hecho. Ya nada es simple.
Han surgido ciudades a lo largo de los ríos
bullendo con gente e intereses creados:
un millón de planes y un millón de miradas salvajes,
el desencanto se quita su mochila
y planta aquí su desarrapada tienda.
Esta es la parte espesa, donde cuaja la trama,
donde la acción vira de repente
o se desvía en una dirección de escándalo.
Aquí el narrador dedica un largo párrafo
a por qué Miriam no quiere el hijo de Eduardo.
Alguien esconde una carta bajo una almohada.
Aquí el aria sube a los agudos,
una canción de traición sazonada con venganza.
Y la cordada está atascada en un risco
a mitad de camino de la cima.
Esto es el puente, la dolorosa modulación.
Aquí estamos metidos en harina.
Tantas cosas apelotonadas en el medio:
guitarras españolas, pilas de aguacates maduros,
uniformes rusos, fiestas bulliciosas,
besos a la orilla de un lago, discusiones al otro lado de la pared;
demasiado que nombrar, demasiado que pensar.
Y esto es el final,
el coche que se queda sin carretera,
el río que pierde su nombre en el océano,
el largo hocico del caballo fotografiado
tocando la línea blanca electrónica.
Esto es el colofón, el último elefante del desfile,
la silla de ruedas vacía
y las palomas que flotan en el poniente.
Aquí el escenario está lleno de cuerpos,
el narrador conduce a los personajes a sus celdas
y los escaladores descansan en sus tumbas.
Éste soy yo pulsando el punto final
y tú cerrando el libro.
Es Sylvia Plath en la cocina
y San Clemente con un áncora al cuello.
Esto es el último fragmento
que va desapareciendo hasta convertirse en nada.
Esto es el fin según Aristóteles,
aquello que hemos estado esperando siempre,
aquello a lo que todo se reduce,
el destino que no podemos evitar imaginar,
una franja de luz en el cielo,
un sombrero en la percha y hojas caídas fuera de la cabaña.
Traducción: Antonio Casado da Rocha
Imagen: Marylou Falstreau
Comentarios
pd1: pls los versos que me escriban que sean de otro rollo :)
pd2: sigo leyendo...:)
Saludos,
Antonio Casado da Rocha
Saludos...
El poema de Billy Collins apareció en la colección "Picnic, Lightning" (University of Pittsburgh Press, 1998).