Recuerdo que lo leí en Secundaria. Tendría yo unos 15 años y no me gustaba leer. Pero había que hacerlo, debíamos leer dos libros elegidos por trimestre... para que al final del curso hubiéramos leído dos libros de novela, dos de poesía, dos de teatro. Éramos libres de elegir, pero como muchos no teníamos ni idea de qué leer, el profesor de literatura nos acompañaba un día a la biblioteca y nos aconsejaba...
Tenéis que desarrollar un hábito lector. No tenemos tiempo... Pues tenéis que buscar cada día una hora concreta. Sabio consejo...que jamás seguí.
A mí me recomendó El amante y Macbeth.
La obra de Shakespeare me la volvería a encontrar una y otra vez, la analizaría, la estudiaría desde cualquier punto de vista imaginable... Asimismo, leería también otros libros de Duras pero no El amante, que se quedó allí intacto en mi memoria. Sin análisis adicionales, ni retoques emocionales. Aunque sé el lugar concreto que ocupa en mis estanterías, no he vuelto a tocarlo. Hace unos días me lo encontré, así de repente, curioseando en la blogosfera...qué cosas. Leyéndolo de nuevo, volví a tener esa sensación inicial... qué bueno es su principio y qué buena era Marguerite Duras.
Comentarios
Quería decirte que las lecturas obligatorias siempre han sido el fallo de la enseñanza. Hay que encontrar la manera de adecuar la edad a las lecturas y así cualquiera disfrutará leyendo.