Supongo que es imposible entrar en la soledad del otro. Sólo podemos conocer un poco a otro ser humano, si es que esto es posible, en la medida en que él se quiera dar a conocer. Un hombre dirá: tengo frío o temblará, y de cualquiera de las dos formas sabemos que tiene frío. Pero ¿qué pasa con el hombre que no dice nada ni tiembla? cuando alguien es inescrutable, cuando es hermético y evasivo, no se puede hacer otra cosa que observar; pero de ahí a sacar algo en limpio de lo que observa hay un gran trecho.
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"Sí, quizá nunca crecemos, quizá incluso cuando nos vamos haciendo adultos seguimos siendo el niño que siempre fuimos. Nos recordamos a nosotros mismos como éramos entonces, y nos sentimos igual que entonces. Nos convertimos entonces en lo que ahora somos, y seguimos siendo los que éramos, a pesar de los años. Para nosotros, no hemos cambiado. El tiempo nos hace más viejos, pero no cambiamos."
(La invención de la soledad)
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