Dicen que la Yama-uba habita en los bosques y gracias a su capacidad de cambiar de apariencia engaña a viajeros extraviados, ya sea adoptando la imagen de una hermosa mujer o la de una pobre anciana, una vez las víctimas son engañadas la Yama-uba los lleva a su cabaña y se los come. En algunas leyendas se cuenta que puede hacer que sus cabellos se transformen en serpientes (esto del pelo me suena a “The Ring”), sirviéndole estos para capturar a sus víctimas y llevarlas justo hasta su enorme boca. Normalmente la Yama-uba se alimenta de personas adultas, pero su comida favorita son los niños a quienes devora cuando se alejan mucho de sus casas… los padres de la región utilizan la figura de este Yokai como el “hombre del saco”, para asustar y evitar que se alejen. Dicen las leyendas que la Yama-Uba es una gran hechicera, experta en pociones, venenos y demás, hay relatos en los que explican como este Yokai comparte sus conocimientos con humanos a cambio de víctimas.
(Texto extraído de este blog)Ay... Me pregunto cuál debió de ser el origen de este mito. ¿Una anciana curandera huraña en algún bosque? Si nos llegan estos mitos, es porque fueron figuras diferentes, seguramente basadas en algún rumor de aldea o en personalidades que destacaban o las hacían diferentes. Algunas de ellas me las he encontrado dibujadas en los libros de Benjamin Lacombe y Sébastien Perez que me han llegado (¡y repetidamente!) estos días. Aunque algo 'pervertidas', aparecen magníficas ilustraciones de figuras como Isis, Medusa, Françoise de Foix, Madame Laveau o la Yamamba antes citada.
Menos mal que pese a todo, siguen estando vivas. ¿O no recuerda demasiado el nombre del personaje de Lily de la venidera Cisne negro a la perdurable Lilith?
Larga vida a los mitos...
Comentarios
un abrazo.
Me decanto por los mitos de la música, menos letales y más gratificantes
¿o no?
Los orígenes de la mayoría de mitos del folklore japonés suelen ser seres humanos que atravesaron alguna situación muy traumática que les provocó la muerte, impidiéndoles el reposo eterno y obligándolos a vagar por la tierra.
Saludos!
Algún día se contará que Sylvia dominaba 20 lenguas y que leyendo su blog curaba la psoriasis y la halitosis. Y por su puesto lanzaba rayos de fuego por los ojos, que esto siempre adorna mucho los mitos.:)
Gracias por recordar a esa bruja, creo que me suena por haberla mencionado Carlos. Me encanta cuando se repiten mitos/historias/figuras en tradiciones tan alejadas cultural y geográficamente. Siempre me han interesado mucho...da qué pensar... :-)
Los mitos son misteriosos, me fascinan :)
Oh, la fonética me lleva hasta Yubaba, otra anciana malvada, y la casa de patas de pollo... al Castillo Ambulante, verdad? ¡Qué fuerte!